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Proyecto Cultural Mictiuh para el Día de Muertos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Daremo Producciones

 

Galería del Día de Muertos en Amanalco de Becerra

Municipio perteneciente al Estado de México y raíz materna de mi familia. La celebración, como en todos los pueblos de México, se reviste de características propias. Las fotografías son escaneadas de sus originales impresos, fueron tomadas con cámara manual y no han sido retocadas digitalmente.

Casa vieja de Amanalco de Becerra
Espectros en la loma
Panteón de Xanacatlo en Amanalco de Becerra
Tumba Panteón de Amanalco de Becerra
Gato espectral
Timba panteón Amanalco de Becerra
Ofrenda en San Miguel Tenextepec
Ofrenda en San Miguel Tenextepec
Rulfiana

 

Amanalco de Becerra

Municipio del Estado de México. Los otomíes denominaban en su lengua al sitio de su asentamiento N’dabí, “lugar donde flotan los troncos” o “donde abunda el agua”. A través del tiempo recibió el nombre de Amanalco, de a, atl, “agua”; manal, manalli, “estar tendido” y co, en, que significa "en el estanque" o "lugar cerca del lago”, “extensión de agua” (Garibay Kintana). Amanalli, “estanque de agua”, co, “en, dentro de”; “dentro del estanque de agua o vivero” (Remi Simeón).

La cabecera municipal se localiza a 19° 15’ de latitud norte y 100° 01’ de longitud oeste del meridiano de Greenwich, y a 2,320 msnm; el municipio se sitúa en la parte central de la porción occidental del Estado de México, ligeramente al oeste de su capital, Toluca y pertenece a la Región VII Valle de Bravo; limita al norte con Villa Victoria y Villa de Allende; al sur, con Valle de Bravo y Temascaltepec; al este, con Almoloya de Juárez y Zinacantepec y al oeste con Donato Guerra y Valle de Bravo.

Cuenta con una extensión territorial de 219.49 kilómetros cuadrados.

Entre los pueblos reconocidos está San Miguel Tenextepec.

Para mayor información de click aquí.

 

Celebración del Día de Muertos en mi pueblo San Miguel Tenextepec, Amanalco de Becerra
Escrito por María Guadalupe Francisco Sánchez

Bueno, te contaré cómo es la costumbre de mi bello pueblo, la celebración de nuestros difuntos.

A los niños muertos, que son los que llegan primero, llegan a las 12 del día; los esperamos con un enorme altar hecho con ramas de cedro fresco, con flores, racimos de pan, frutas, dulces, frijoles de la olla, agua. Esto se da a las 12 horas.

Platicamos por la noche con ellos, les rezamos también, cantamos a la ru ru niño a la ru ru ya. Al otro día se despiden a las 12 del día, igualmente como llegaron.

Y entonces llegan los muertos grandes, como son lo papás, los abuelos, los tatarabuelos, tíos, etc., etc.

Se les espera a ellos con todo los que les gustaba: pan de muerto hecho con pulque (¡mmm, riquísimo!), mole, pulque, tortillas, frijoles, tequila, cigarros (si es que alguien de ellos fumaban) si no, no se les pone; pero sin olvidar lo que más le gustaba en esta fecha. Por ejemplo a mi padre le gustaba su naranjate, hecho con jugo de naranja y alcohol.

[También lleva] flores de cinpasuchil de las que son silvestres, sobre todo se les pone mucho más pan colgado en el altar, así le llamamos en nuestra tierra, bueno también ofrenda; y con las pencas de los magueyes les hacemos hoyos a la medida de los cirios, así hasta llenar la penca del maguey, bueno, dejando un espacio.

Y por la noche le ponemos cafecito, obviamente con pan. Y por la noche se espera a los rezanderos para rezarles alabanzas a los muertos, se quedan un rato y se van. También pasan los mayordomos pidiendo ceras para las ánimas benditas del purgatorio y para los muertos que ya no tienen a nadie quien les prenda una luz; después que se van estas personas, nosotros, cada quién en su casa, seguimos rezando hasta la madrugada, también platicas tú con ellos, tomando café con pan.

Yo personalmente, esto hacíamos con mi madre, nos gustaba mucho porque platicábamos después de rezar, también nos gustaba muchísimo comer pan con miel de abeja, para mí era muy saludable convivir así con mi mamita querida y santa.

Al otro día nos íbamos a encaminar a nuestros muertos al panteón, les llevábamos veladoras para prenderles en su tumba, también les llevábamos frutas y tamales, cuando hacíamos esto limpiábamos las tumbas y se pintan las cruces, y se llenan de flores.

El panteón luce bellísimo limpio, lleno de flores de todos colores, hasta parece que los muertos se levantaran de sus tumbas a platicar, a oler las flores, a agradecer los hacen por ellos.

 

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AutorTexto: Héctor García Franciso

 

© 2008 nadie PRODUCCIONES.
Fecha última de actualización: 6 de julio de 2008
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