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Daremo Producciones



Vera historia del Festival Mictiuh

2003 - 2007, un pequeño largo camino recorrido


vamos a ver de qué tumba salen más muertos







2003, antecedentes
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Soy chilango de primera generación, mis raíces aún se hunden en la ruralidad mexicana, si bien no comprometidas con ninguna tradición indígena, en mi familia se tienen y practican todavía muchas ideas y costumbres de un pasado enraizado en cosmogonías y anhelos relativamente espirituales.

Quizá uno de los más importantes sea contemplar el Día de Muertos. Nosotros lo celebramos montando la Ofrenda y llevando a cabo el ritual completo, que significa esperar la llegada de los muertos, recibirlos y atenderlos con agua, comida y música.

Comenzaba la década de los noventa cuando nos mudamos de Ciudad Nezahualcoyotl, Estado de México a la Unidad Habitacional (U. H.) Espuma Chamizal en Iztapalapa, Distrito Federal.

Éramos poco más o menos quince niños en la U. H. los que organizábamos todo tipo de juegos y aventuras; en Día de Muertos salíamos a pedir calaverita, éramos bien recibidos y obsequiados con caramelos, confituras y frituras. Esto se repetía año con año hasta que un primero de noviembre nadie salió a pedir pa sus muertos, habíamos entrado (ansiosamente) a la tan temida adolescencia.

En mi casa se mantuvo la tradición de poner la Ofrenda, no ya con tanta devoción, y es que los tiempos se reducen conforme avanza la edad y eso no es un secreto; las sociedades cambian, sus costumbres se adaptan, pierden o quizá se pervierten.

Algunos años después la U. H. se pobló de nueva cuenta con niños; y aunque más dispersos y desinteresados aún salían a pedir calaverita,  más por una iniciativa de sus padres, que los acompañaban, que por conocimiento de causa.

¿Cómo me di cuenta de ello?, pues verán: comencé a colocar el altar estratégicamente frente a la puerta, de tal manera que cada vez que la abriera para entregar dádivas los niños pudieran verlo.

Así recibí la visita de pequeños monstruos al más puro estilo Halloween, que levantaban sus calabazas de plástico sin mediar ruego o palabra alguna, sólo los padres sonreían, saludaban y musitaban cosas ininteligibles. Entre ellos, llegó un diminuto pequeñín que quedó fascinado por la ofrenda, mirándola de arriba a abajo; hasta que ya casi cerrada la puerta me preguntó:

- ¿qué es eso?

Al punto que señalaba indefinidamente la Ofrenda, no supe contestarle y le pregunté:

- ¿qué cosa?, ¿a qué te refieres?”

Él me contestó:

- eso, eso que tiene luces

Le respondí:

- ¿eso?, eso es la Ofrenda, es la Ofrenda del Día de Muertos. ¿no sabes por qué estás pidiendo dulces?

Sus padres, ajenos al aparente corto mundo del niño se los llevaron sin siquiera advertir que el pequeño había hablado, él se fue sin que yo pudiera escuchar su respuesta.

Desde ese momento comencé a reflexionar sobre el asunto, lo que realmente me preocupa es la pérdida de consciencia e identidad histórica, cultural y nacional con respecto al tema de la muerte, que dicho de otro modo es ¿cómo entendemos y nos enfrentamos a la vida?

2004, primera ofrenda pública del Día de Muertos
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Casi un año después del incidente relatado arriba, faltando un par de semanas para el Día de Muertos, vino a mí la idea de colocar la Ofrenda en el exterior (debajo de un enorme pirul que está justo enfrente del edificio 1 de la U. H. Espuma Chamizal) y explicarla brevemente a los vecinos y en especial a los niños.

En aquel entonces trabajaba en la librería El Parnaso de Coyoacán (Carrillo Puerto #2, centro de Coyoacán, en una esquina de la plaza Centenario), y por ello, teniendo facilidades me resolví a gastar poco menos de mil pesos para regalar libros, dinero que realmente no me sobraba, pero era más mi deseo de regalar cultura. De esta manera aseguraría que el conocimiento quedara presente y a la mano.

La lista de esos libros se puede consultar en la bibliografía, pero cabe destacar que uno de los principales era "El árbol de las Brujas" de Ray Bradbury, pues en él se muestra a nuestra fiesta de muertos como la mejor del mundo.

El evento se realizaría de noche y me pareció idóneo dar un poco de chocolate caliente y pan de muerto.

Para invitar a los vecinos le pedí a mi amigo Adrián Aguilar que me auxiliara en la elaboración de un pequeñísimo cartel, que es el mismo que se encuentra al margen de este texto.

La convocatoria resultó mejor de lo que esperé, pues a pesar de ser lunes (1 de noviembre) mis expectativas fueron rebasadas completamente: la asistencia, el interés e inclusive el apoyo, mostrado espontáneamente en diversas formas, hasta un vecino llegó a darme desinteresadamente algún dinero, otros más se sumaron a la repartición de chocolate y pan.

Ese primer día sólo me limité a dar una explicación de los elementos de la ofrenda, aderezada con reproducciones de arte prehispánico, contar algún breve relato, dar la calaverita a los niños y regalar los libros; esto se hizo mediante un número marcado en el vaso desechable que correspondía con un ejemplar.

La gente quedó tan a gusto que convenimos que el día martes dos de noviembre volveríamos con más cosas. Pero pensé que podría resultar un poco aburrido repetir la explicación del día anterior, así decidí leer unos cuentos brevísimos de terror para divertimento de todos, aquellos textos seleccionados fueron: Sredni Vashtar de Saki y Hombre al agua de Winston Churchill.

Y se regalaron todavía más libros, aunque en esta ocasión hice preguntas sobre los cuentos que acababan de escuchar, esto para incentivar la atención de los pequeños.

Patricia Flores se decidió a presentar un pequeño performance investida de un personaje cadavérico, una especie de Catrín. Contó la historia de un niño mal portado, un joven paria que vio su suerte cuando la muerte se lo llevó.

Con aquella presentación observé que podía contar una historia en el festival, una historia que hablara del origen del Día de Muertos en México, ahí se desató la inquietud por una obra de teatro.

Aunque oficialmente no se denominó Festival Mictiuh fue entonces cuando comenzó esta aventura, y desde ese entonces quedaron señalados los elementos principales que componen a Mictiuh.

2005, nacimiento del Festival Mictiuh
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Con un poco más de tiempo para preparar la Ofrenda, se me ocurrió que podrían presentarse más actividades mostradas durante el evento, y en ese punto advertí que debería tener un nombre; la elección no fue difícil, sólo consulté el "Diccionario de la Lengua Náhuatl" o Mexicana de Remi Simeòn, de editorial Siglo XXI y encontré el nombre adecuado: Mictiuh, que significa acercarse a la muerte.

En esta ocasión la Ofrenda ya no se colocó frente al edificio 1 de la U. H. sino que estuvo localizada junto a la entrada principal en una discreta, pero absolutamente visible esquina de pasto, en medio de dos bellos y frondosos árboles.

La Dirección Territorial Paraje San Juan de la Delegación Iztapalapa, organizó un concurso de Ofrendas del Día de Muertos, el Festival Mictiuh ganó el segundo lugar. Nuestra Ofrenda nuevamente estuvo matizada con reproducciones prehispánicas, pero se montó una mucho más grande que la del año pasado, más completa, llena de luces y comida. El premio consistió en un reproductor DVD; posteriormente, se rifó para obtener recursos.

Para este año se intentó preparar la recién creada obra teatro, titulada, homónimamente, Mictiuh. Esta contaría con tres personajes: Mictlantecuhtli, Halloween y Samhain; yo me ocuparía de representar al primero, y el resto estaría a cargo de F. N. G. y A. R. G, respectivamente. Sin embargo, el día del Festival este último no se presentó, así que reduciendo su papel al mínimo, Abraham Ángeles salió al quite y la obra se presentó por primera vez, incompleta, sin vestuario y con el maquillaje básico. Esta representación se documentó en video pero tales imágenes se han perdido irremediablemente.

Por su parte Patricia Flores diseñó el cartel para esta edición del festival y volvió a presentar un performance, ahora con una Catrina, también Aarón Moysén presentó otro, encarnando un velador colonial, un sereno; contando algunas leyendas de la Ciudad de México. Ellos dos regalaron un libro sobre el particular.

Al igual que el año pasado el festival duró dos días, la comunidad se manifestó maravillosamente, mostrando claramente su capacidad de organización. Nuevamente se explicó la Ofrenda, se leyó La Habitación de la Torre de Edward Frederic Benson, el chocolate y el pan abundaron, además de repartir la infaltable calaverita para los niños.

Aunque ya no trabajaba en El Parnaso de Coyoacán tuve el apoyo del ingeniero Sultán, logrando entregar muchos más ejemplares, los libros se regalaron a los niños que respondieron correctamente a las preguntas realizadas por mí.

2006, crecimiento del Festival Mictiuh
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En el tercer año ya teníamos bien reconocidos los elementos del Festival Mictiuh, la puesta de la Ofrenda apoyada extraordinariamente por los vecinos, esfuerzos conducidos principalmente por la Señora Soledad, a quien se le agradece enormemente.

La gente volvió a disfrutar del chocolate, pan de muerto y de la Ofrenda, que tuvo como tema el pasado prehispánico y colonial, así como la modernidad del Día de Muertos, además se colocó una pequeña ofrenda al estilo de Amanalco de Becerra, municipio del Estado de México, en honor a mi abuela Luz Sánchez Moreno.

Uno de los tropiezos del Festival fue resultado de un falso compromiso de Miguel Conde, entonces presidente del Partido Alternativa Socialdemócrata en el Distrito Federal, él prometió apoyo económico para la compra de libros y jamás respondió.

La obra de teatro se vuelve un tema fundamental para el Festival Mictiuh, contó con más producción, maquillaje y vestuario, aunque sin escenografía.



Los personajes serían interpretados por los mismos actores que los del año pasado, pero nuevamente abandonaron la obra dos semanas antes de comenzar. Como nota curiosa vale la pena mencionar que esto último significó el final de un movimiento cultural llamado Los Reposicionistas, un fallido intento de autogestión cultural.

En esta edición, la obra de teatro recibiría a un nuevo personaje: La Catrina, sin embargo, con el inconveniente antes mencionado no había nada definido; afortunadamente, Aarón Moysén y Patricia Flores sacaron adelante a los personajes de Halloween y La Catrina, respectivamente, además de que diseñaron el cartel que acompaña estas notas. Vaya para ellos mi eterno agradecimiento.

Este fue el año del crecimiento del Festival, ya que no tuvo como única sede la Unidad Habitacional, la obra de teatro salió del lugar que lo vio nacer y se presentó en el foro de la librería El Sótano, sucursal Coyoacán; la Mega Ofrenda de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México así como en un evento que realizó la Dirección Territorial Paraje San Juan de la Delegación Iztapalapa.

En total, la obra de teatro Mictiuh, a pesar de tener una duración de una hora y cuarto, fue vista por poco menos de mil personas. No hay manera de retribuir los aplausos y las palabras de aliento dichas por el público asistente.

2007, tropiezo del Festival Mictiuh
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La preparación de esta edición del Festival Mictiuh tuvo un poco más de desarrollo, entre los avances estuvo la creación de este sitio web, que en poco tiempo ha recibido más visitas de las esperadas. Sin embargo no todo funcionó como se esperaba.

Se entregó el proyecto de la obra de teatro Mictiuh con tres semanas de anticipación para que nuevamente se presentara en la Mega Ofrenda de Ciudad Universitaria, pero aún en la mañana del dos de noviembre no tenía respuesta alguna, tenía que llamar a las seis de la tarde para ver si existía la remota posibilidad de presentarme el último día a la última hora. Pocas veces he visto tal muestra de cinismo e irresponsabilidad.

El foro de la librería El Sótano, sucursal Coyoacán, no estaba disponible porque la librería eligió montar una enorme ofrenda de Día de Muertos.

Y aún cuando hubieran estado disponibles los foros, no contaba con ningún actor, esta vez no logró darse la cohesión necesaria para sacar la obra adelante.


Todo el panorama semejaba zona de desastres, nada parecía resolverse. Sin embargo gracias a Angeles Taboada pudo presentarse un pequeño performance, fue gracias a ella porque me infundió fuerzas para presentar el Festival Mictiuh en las Unidades Habitacionales Espuma Chamizal & Amor y Amistad, así que se le debe el festival de ese año, le estaré eternamente agradecido.

Se demostró que la gente ya esperaba el Festival, pues sin que mediara una invitación expresa la gente ofreció su ayuda, preguntaba por lo que hacía falta para el altar. Todavía minutos antes la ayuda seguía llegando. Al final la corta convocatoria resultó efectiva y mucha gente asistió.

De esto hay un pequeño testimonio audiovisual que puede ser visto aquí.

Es importante resaltar que en esta ocasión no hubo rifa de libros, sin embargo gracias a Mauricio Rodríguez se rifaron tres libros, donados porque él los había ganado en ediciones anteriores del Festival Mictiuh y ya los había leído.

A raíz de estas circunstancias brevemente descritas es que nos replanteamos el Festival para dar paso a un proyecto todavía más amplío: el Proyecto Cultural Mictiuh para el Día de Muertos.

Historia del Proyecto Cultural Mictiuh
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Para leer la historia del Proyecto Cultural Mictiuh, por favor, de click aquí.

 

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AutorTexto: Héctor García Franciso

 

© 2008 nadie PRODUCCIONES.
Fecha última de actualización: 6 de julio de 2008
mictiuh@gmail.com